Cambios

He dejado a Vanessa.
Vale, sí, está muy buena, pero no puedo hablar de nada con ella. No es cuestión de que se sepa la cronología Marvel al completo, pero es que no ha leído ni un libro. Al preguntar si ni los de la Dragon Lance o los típicos de vampiros de Lestat (de Anne Rice). Y me dice que no, y que no puede entender que la gente pierda el tiempo leyendo. Y que vale, que "Entrevista con el vampiro" le gustó porque salía Brad Pitt. Sí, yo puedo entender que no quiera leer peñazos como Fausto, de Goethe (aunque a mí me encantó, con el diablo y sus movidas), pero es que ni los de "Elige tu propia aventura". Me dice que ella lo más que lee son revistas del corazón. Pufff.
Y claro, a mí, hablar de las melodías del móvil o de las chorradas de sus amigas me cansa. Y no me va a contar lo del finde si estuve con ella...
Total, de tías está lleno el mundo.
He quedado con mi colega "El churru", que desde que se echó novia quiere que le llamen Daniel y apenas se le ve el pelo. Joer, hablo con el y parece mucho más mayor (esto sí que es hablar de verdad y no lo de "la Vane"), de hecho me lleva aun bar "tranquilo" (vamos, que no tienen el techno a toda pastilla) del barrio del Borne. Le cuento la historia y me dice que estoy madurando.
Lo flipa. Porque corte con una tía que no le guste leer no quiere decir que me haga mayor.
De repente se para la música de fondo, y en la esquina una mujer se pone a tocar el piano, por como le hacen la pelota los camareros debe ser la dueña.
No se está mal en este bar, pero para salir de marcha para mí que no. Con lo destroyer que son estos y su música.
La verdad es que me he quedado "como diox" hablando con Daniel. Hemos quedado para el Lunes que viene en este bar ("Blue Bar" me parece que se llama). Paso de traerme a éstos que aquí no pegan ni con cola y para hablar se está de puta madre.