domingo, 18 de marzo de 2007

Puente de plata y escalpelos de acero

Nada más entrar Alex se ha sentado en una silla que tengo cerca del recibidor, declarando su intención de no mezclarse en el asunto. Me parece bien. Él no será un obstáculo.

El problema se llama Nerea, tendré que ser implacable con ella, esto es: dejarle bien claro que el tema Asis ya no es cosa suya.

-Hola cariño, tienes mejor aspecto, veo que te han tratado bien en el hospital. Te duele?

-No, me han dado unas pastillas para dormir y una pomada analgésica. Cómo esta Asis?

-Bueno, le he hecho una férula improvisada con unas maderas, para que no mueva más la pierna. Debería ir a un médico titulado para tener un diagnostico más bueno que el mío. Al fin y al cabo mi oficio es gobernar barcos y no reparar piernas.

-Dónde esta?- pregunta Alex, en un tono entre el de obligación y fastidio.

-En la habitación de invitados, le dicho que no se mueva.

-Habitación de invitados? Tú tienes visitas?

-Alex! No seas grosero!

-Tranquila, Nerea. Alex tiene razón, no soy persona de tener visitas y mucho menos de las que se quedan a dormir. Puede que te guste mi lema, Alex: “Las visitas son como el pescado, más de tres días y ya huelen.”

-Buen lema, y que piensas hacer con Asis?

Lo dicho este chaval esta entre el morbo y el temor de saber demasiado. Eso me puede ser útil para largarle.

-Bueno de momento que descanse esta noche. Mañana si se encuentra mejor quiere irse a casa. Y así se hará.

-Pero no puede, no puede cuidarse solo!

-Y quién te dice que esta solo, Nerea? Sus tres esposas y sus diez niños pueden hacerse cargo de él!

-Alex deja tus chorradas, quieres? He dicho solo, por que de la manera que es este chico no le veo con alguien en casa.

-Eh! Puede que aciertes en que esta solo, pero eso es cosa suya. Si se quiere ir, que se vaya! Yo me voy a casa! Ya os podéis quedar con el tío ese. Nerea, me largo!

-Pues lárgate- se oyen los dos portazos como detonaciones, el primero es el de mi puerta y el segundo de la de Alex y Nerea.- ¡Niñato egoísta!

Vaya él solo se ha eliminado de la ecuación. Genial. La siguiente: la chica preciosa.

-Odio tener que disculparme otra vez de él. Lo siento Al, siento que Alex...

-Oye no eres su madre, tú no eres quién se tiene que disculpar. La situación le supera de largo. Solo es eso.- Pongo la cara de malas noticias o ordenes difíciles y suelto la bomba- Escúchame atentamente Nerea: Asis no va a quedarse en esta casa más tiempo del necesario, así que es recomendable por tu bien, que no te impliques más en el asunto.

-Pero Albert, es responsabilidad mía, de hecho, casi te obligué a que te lo quedaras en casa. Lo mínimo que puedo hacer es ayudarte a cuidar de él y...

-Nerea esto es muy serio. Casi estoy por ordenarte que no te acerques a mi casa hasta mañana a la tarde, y eso no estaría bien. No soy tu jefe, ni nadie que pueda darte ordenes, así que apelaré a tu buen hacer. Te pido que no te mezcles en esto.

-Pero que te ha dicho Asis, para que te pongas de ese modo? Alex tenía razón al pensar que es un fugitivo de la policía?

-Te puedo asegurar que Asis no ha hecho nada malo, pero no puedo contarte nada que ya no sepas.-Una idea me cruza la mente- Verás, creo que es mejor que antes de contarte el resto, vayamos a ponernos cómodos... Eh! Que me refiero a pasar al comedor a charlar con algo para beber, y no estar más aquí, en el recibidor.

Sí. Creo que es mejor contarle el “resto”. Siempre me han fascinado los juegos de manos donde se engaña al público para que este más por tus palabras que por tus manos.

Me duele mentirle, no me gusta hacerlo a la gente que me aprecio. En fin, allá vamos!

Me siento en un butacón con orejas y ella lo hace en el sillón esquinero, le ofrezco un vaso de limonada, mientras yo tomo agua con gas. Aunque parezca extraño, yo solo bebo cuando salgo a las Z.d.A. y solo una copa de mi bebida favorita.

Esta intranquila, me parece que no le gusta que le lleven la contraria... bueno, y a quién le agrada? También veo su malestar por el temor a saber... y el apetito de conocer.

Cierro la puerta que da al pasillo, y le hago una seña para que hablemos bajo.

-A qué viene eso de hablar bajito?

-Ese “drama” que he montado en el recibidor es por que no me fío de que Asis este durmiendo, y lo que te voy a contar ahora, él no quería que tú lo supieras.

-Que has descubierto?

-Mientras vosotros estabais con lo de tu labio, he hablado con Asis, para saber que intenciones tenía, de como planeaba cuidarse la pierna... en fin, que con una charla de hombre a hombre, he logrado sonsacarle el motivo de por que no quiere ir a un hospital.

-Me has dicho que no es algo ilegal, entonces? Qué otra cosa puede obligar a alguien a no querer entrar en un hospital?

-Están las fobias, Nerea.

-Las fobias? Es que tiene pánico a los hospitales?

-Oh, no! No es eso, solo te daba un ejemplo de motivos para no ir, pero en su caso no hay problemas psicológicos de por medio. No de ese grado.

-Cómo que de ese grado? Esta chalado y se ha escapado de un manicomio ?

Sus pupilas se dilatan como dos platos hasta parecer dos pozos negros sin fondo.

-No nada de eso, Asis solo tiene un problema mental común a todos hombres.

-No te entiendo. Que clase de problema es ese?

-Los especialistas lo llaman, exceso de celo y de egocentrismo, es decir, no admite que se le vea débil, y menos delante una mujer.

-Me estas diciendo que no quiere ir a un hospital por hacerse el “machito”?

-Eso es... más o menos. Asis había bebido un poco más de la cuenta cuando habéis chocado. Al reconocerte y encontrarse a solas contigo, como todo tío, ha querido hacerse el duro, pero las cosas se le han complicado. Primero con lo de la pierna, pues no creía que fuera tan grave, y luego que nos has llamado a Alex y a mí. Total. Que su cerebro se ha emperrado que no podía dejarse ayudar por una chica que podría abordar y... que al final se lo ha lllevado a casa con dos tíos más.

-Pero, entonces a que venía lo del recibidor?

-Esto...es que, verás, me ha hecho prometer que te contaría una historia rocambolesca de una pelea en un bar con navajas de por medio, él huyendo acusado por un tío de la barra y yo que sé que cosas más... Ah, sí! Que en realidad lo estaban buscando los colegas de uno de los heridos de la reyerta y que por eso no se quería arriesgar a que lo llevaran a urgencias para no encontrarse con ellos. En fin, una novela que para qué. Creo que no ha hecho bien en darle el balalaica.

-Jo! si con un balalaica se monta estas películas para no reconocer que se ha hecho daño, significa que no esta muy bien de la azotea.

-Eso en realidad, significa que es muy tímido, rozando el miedo a estar con otras personas. Mucha gente hace estupideces cuando esta con alguien que les impresiona.

-Quieres decir que le gusto mucho?

-Es que no te consideras deseable?

Se sonroja y sonríe como una colegiala.

-No es eso... solo digo que si me estaba buscando para algo.

-Él lo niega. Obviamente, creo que no le importaría intentar algo, pero esa no era su idea cuando te ha machacado el labio. Parece sincero.

-Así que todo resuelto. Y ahora que vas a hacer?

-Que duerma la mona y mañana le acompañaré a un hospital.

-En fin, es tarde y me tengo que ir a casa. Gracias por todo, Al.

-No tienes que agradecerme nada, cariño. Ya sabes: la Hermandad del Mar tiene sus reglas y tradiciones. Yo solo me limito a cumplirlas.

-Pero no estamos en el mar.

Se acerca y me da un beso en los labios. Yo le correspondo.

-Bueno, me voy a dormir, creo que el calmante esta haciendo efecto.

-Te acompaño a la puerta.

Abro la puerta y le hago el signo de que no haga ruido. Oímos unos ronquidos procedentes de la habitación de invitado. Asis duerme. O lo simula muy bien.

Llegamos a la puerta de “casa”.

-Buenas noches, Al.

-Buenas noches, señorita.

Me intenta hacer otro beso. Pero esta vez le cojo la barbilla con el índice y el pulgar.

-Por hoy basta de emociones fuertes, querida. A dormir.

Le doy un beso en la frente. Sé que esto puede cerrarme puertas o abrírmelas de par en par, de momento no puedo entrar en ese asunto. Aun no. No estoy libre para ti, cariño.

Lo acepta medio enfadada y medio sorprendida. Pero al final lo encaja con dignidad.

Espero que abra su puerta y se gira diciéndome con un tono de reproche, casi de ofendida:

-Mañana le traeré sus trastos a casa, Capi. Buenas noches.

Lo dicho o las he cerrado o las he abierto por completo.

Cierro la puerta y me dirijo a la habitación de Asis. Golpeo la puerta:

-Adelante.

-Que tal vamos?

-Me duele mucho y parece el doble de grande.

-Es la férula que ayuda a que parezca más ancha.

-Que les has contado.

-Al chico no ha hecho falta contarle nada, como has podido oír.

-Y la chica?

-A ella le he dicho que eres tímido y que con los nervios al querer impresionarla te has metido en camisa de once varas. Lo típico de los tíos cuando piensa con la “otra” cabeza, ya sabes.

-Menuda imagen le has vendido.

-Prefieres que le diga que eres pederasta y que huyes de la policía?

-No! Por supuesto que no!

-Bien ahora vamos a por el otro tema.

Me levanto y rebusco en el armario de la habitación. Es donde he guardado toda mi ropa a la espera de comprar un substituto al armario destruido. Saco unos pantalones de agua, así podrá meter la pierna dentro.

-Ponte esto.

-Y para que es esto?

-Para ocultarle la pierna a los curioso, nos vamos a ver al “Doc”.

-Pero no sabes si todavía esta ejerciendo.

-Bueno, siempre hay el plan B.

-Qué es?

-Ir a un hospital legal de camino al ilegal. Tu eliges.

-Ok.

-Pues ahora prepárate que esto va a doler.

Le vuelvo a cargar como hace unas horas le he llevado hasta casa. Vuelve a gritar.

-Lo siento, amigo.

-Ya esta, no pasa nada.

Tenemos suerte, vivimos en el Born y la consulta se encuentra en nuestro barrio, concretamente, en la calle Fusina esquina con la calle Comerç, a lado del teatro Màlic. Unos veinte minutos desde casa.

Hoy no hay casi gente, así que los pocos que nos cruzamos solo se nos quedan mirando unos segundos. Esto es el Born de madrugada, se puede ver de todo, así que: Ver un tío cargando a otro como un saco de patatas no es para nada extraordinario.

Llegamos a la portal de “Doc”. La puerta es de hierro forjado, apoyo a Asis en la pared mientras pulso el botón del portero automático. Nada. Vuelvo a llamar.

-Quién es?

Me contesta una voz masculina.

-Mi ornitorrinco se ha lastimado el hocico.

-¿Cómo?

-Repito. Mi ornitorrinco se ha lastimado el hocico.

Aleluya.Me abren la puerta. Aquí no hay ascensor, serán cuatro pisos moviditos.

Llegamos a la cuarta planta. Nos recibe un hombre de unos cuarenta y pocos en batín y pijama clásicos. Lleva gafas y el pelo revuelto.

A pesar de los años, reconozco al veterinario y estudiante de medicina que me había curado la nariz.

-Buenas noches, hacía años que no curaba a un ornitorrinco. Pasen a mi consulta, por favor.

7 comentarios:

Norma dijo...

Interesante, bien escrito, y a las 3 de la madrugada!!!!

Mis respetos, blackjocker!!!!!

Irene dijo...

Me encanta como escribes y la mezcla de acción y humor.
Me hizo gracia la contraseña, "mi ornitorrinco se ha herido en el hocico". :_) Esperemos que curen al ornit..digo a Asis.

Anónimo dijo...

Pobre Alex que mala fama se esta ganando con lo buen chaval que es

Irene dijo...

Pues espérate Alex, que ahora tienes una doble vida como hacker xDD

dalr dijo...

Jo Nerea! Tienes a tres moscones en retortero. Piensas elegir uno o te los llevas los tres puestos? :D

Blackjoker dijo...

Por favor, no siguaís asi que no voy a caber por las puertas,je,je...
No de verdad, muchas gracias por vuestros animos.Besos

Irene dijo...

dalr, Nerea está pasando por una fase política,muchos candidatos y elecciones difíciles xD