El pacto de Silencio

Ya le he inmovilizado la pierna, ha aprovechado unas maderas del armazón del armario empotrado; lo estaba desmontado cuando me ha avisado Alex del problema Asis.
Este chico esta fatal, no creo que le pueda convencer de ir a un hospital, al menos no a uno dentro del sistema sanitario legal.
Si mis contactos aun estuvieran en activo...

-Asis, me oyes?

-Don... donde estoy?

-Ahora estas en mi "casa", en la habitación de invitados. Creo que no nos han presentado, obviamente estabas obsesionado por demostrar tu salud de hierro. En fin mi nombre es Albert T. Rimbregert, pero por aquí me llaman Al.-
Le tiendo mi mano para que la estreche, pero la mira como si me preparase para darle un puñetazo... me tiene miedo, eso no es bueno.

-Que quieres de mí, Al? Y que hago en tu casa?

-Bueno, para serte sincero, te estoy echando un cable: Esos dos chicos no les has causado una gran impresión... en realidad debería decir una buena impresión. Porque los gritos y el miedo ha entrar a un hospital, no son una tarjeta de visita muy efectiva para hacer amigos.

El chico sigue impasible, no creo que pueda conseguir que se fíe. Debe confiar en mí.

-Escucha, tus motivos me importan un bledo. Sé que te puede parecer raro que alguien se meta un desconocido en casa, sobretodo después de insistir en no visitar un centro sanitario, pero te voy a contar algo que te puede dar un poco de Input...

En ese momento le brillan los ojos, pero no se si es por miedo o por que ha entendido la broma:

-Necesito Input. Dame input- me empieza a decir con voz de falsete.

-Si como el numero 5, Johnny nº5. No creí que supieras quién es, pareces más joven que yo que tengo 33 años.

-Sí, pero esa película me fascino.

-Bueno ya tenemos algo en común, una película. La otra es que tú estas huyendo de algo que no es la policía y yo huí hace años de algo que tampoco era los representante de la ley. Oye Asis, insisto: tu pierna necesita una revisión por parte de un facultativo- Estaba a punto de protestar, cuando le corto- pero no vamos a un hospital...

-Y donde me van hacer una placa y curarme, en un veterinario?

-Bingo! Has acertado, pero tranquilo es un médico que por causas “diversas” acabo por ejercer con otros animales que no eran de la especie Homo Sapiens, pero te aseguro que no fue por mala praxis. De hecho fue una eminencia tanto en el campo de la medicina como en la veterinaria.

-Como? Tiene las dos carreras?

-Sí. Te estoy hablando de hace años, pero tranquilo, si su hijo esta en su antigua consulta, nos ayudará.

- Y tu de qué conoces, a un padre e hijo que tengan consultas mixtas?

-Bueno, te voy a contar un secreto puedo confiar en tí.

Ahí va un farol: yo confío, tu confías. Luego iran el triunfo y el As en la manga.

-Veras, soy capitán de la Marina Mercante, hace unos años, cuando todavia era Alumno de Puente:

"Estaba haciendo mis primeros días de navegación a bordo del “Beniet Poffar” un Buque ro-ro para camiones con línea de Barcelona a las Baleares.
Cuando un día, que ya habíamos llegamos a Barcelona, y decidimos ir de fiesta por el barrio chino. Ese que ahora para ser políticamente correctos se llama El Raval. Bueno, de madrugada, entramos en un bar recomendado por el Alumno de Máquinas, Ricardo "mélon" Torqué Miralles, era un burro integral.
Por si no lo sabias, antes cuando era el barrio chino, la mayoría de bares no eran recomendables para los turistas.
Algunos podrían pasar como las tabernas de piratas del S XX: solo marineros y put... en fin, que me encontré, así sin comerlo ni beberlo en medio de una reyerta de bar, típica de las novelas o “pelis” de marinos.

Cuando todo estaba casi acabando apareció la policía, todos salimos por piernas. El resultado fue que casi todos tripulantes del “Beniet” y del otro barco, pasaron la noche en el cuartelillo. Yo logré escabullirme, pero me habían dado un buen golpe en la nariz, creía que estaba rota. Total, el contramaestre, un hombre de mediana edad y bregado en estos temas me envío a un médico conocido que curaba a los marineros sin hacer preguntas ni informes.

Cuando llegué a la supuesta consulta me encontré con una clínica veterinaria. Llamé y me recibió un hombre ya entrado en años. Me confeso algo curioso sobre su familia: Siempre había tenido la tradición de que un hijo estudiará para médico y el otro para veterinario.
Dicha norma familiar nació a la sombra de la colaboración del clan con una compañía naviera que se encargaba de abastecer de esclavos en las Américas. Sí. Estamos hablando de negreros; al parecer necesitaban de la supervisión de un médico veterinario para comprobar el estado de la tripulación (médico) y el de la “carga” (veterinario) después del viaje. Horrible e inhumano.

Allí estaba yo, en una mesa de operaciones para animales, esperando a que me volviera a poner la nariz al sitio, cuando junto al médico mayor apareció un chico de veinte y pocos años:
-Es mi hijo. Ya esta acabando veterinaria y el año próximo empezará medicina, ya somos dos generaciones de hijos únicos. así estudiando las dos carreras mantenermos la tradición de familia.
Por suerte, el examen descartó la rotura de nariz, solo era una buena magulladura.”

Asis esta fascinado por mi historia, espero que le haya hecho reflexionar. Necesita urgentemente a un médico, solo espero que el chaval que vi aquella noche, ya fuera médico. y sobretodo que a pesar del escandalo de lo de su padre, todavia estuviera en el mismo sitio.

-Y solo por eso voy a confiar en ti? Por una nariz magullada y tú miedo a dormir la mona en una celda?

Ahora viene el triunfo.

-Bueno cuando volví al barco, el contramaestre me dijo que me largará, porque a uno de los de la otra tripulación, durante la pelea, le habían dado un navajazo. Ahora, se estaba debatiendo entre la vida y la muerte en urgencias del Pere Camps. Y Ricardo había reconocido al agresor como al Alumno de Puente de su buque. O sea yo.

Asis no se lo podía creer:

-Y fuiste tú?

-No. Fue el mismo Ricardo quién lo apuñalo. Por aquel entonces yo no creía necesitar una navaja. Verás, para qué quiere alguien una herramienta muy útil en cubierta y en maquinas, pero poco necesaria si esta en un puente de gobierno de un mercante?

-Y sigues huyendo de la policía?

-¿Oh no!, el problema no era con la policía, había pruebas y testigos que demostraban mi inocencia, sobretodo la navaja fue la decisiva, porque, además de las huellas del culpable en el mango; también había sus iniciales: R.T.M.

-Y entonces por que esconderse?

Y el As que me da la partida. Eres mío Asis.

-Por los compañeros de la victima, iban a por mi, gracias a Ricky "melon" Torqué. El contramestre me envio a casa de unos conocidos. Y así una gente desconocida para mí, me salvo la vida por esconderme esa noche hasta que se aclararon las cosas. Como puedes hacer tu si quieres, Asis.

Bien parece que su cerebro estudia la posibilidades, esperemos que den en un acierto.

-De acuerdo tu me acompañas allí, pero luego me dejas ir y se acabo, entendido?

-Vale Asis, te prometo que no diré nada y no avisaré a nadie de donde estas.

-No quiero preguntas sobre mí, ok?

-O.k., Johnny nº 5? Confirmado Input?

- Y los otros dos?

Duda todavia, como si no quisiera poner el rey tirado en el tablero.Es un repoquer y un jaque mate, tio.
Reconocelo estas solo y necesitas a alguien.

-Me las apañaré para que no hagan preguntas, buscaré excusas, pero tú a cambio no dirás nada de por que lo hago.

-Vale, un Pacto de Silencio.

Por fin esboza una sonrisa a pesar del dolor y me tiende la mano.

-Tú lo has dicho. Un pacto de Silencio.

Le tiendo la mía.

-Ahora cuando lleguen Nerea y Alex, hazte el dormido y yo les haré irse rápido. Aguanta hasta esta noche y te llevaré a la consulta.