jueves, 8 de marzo de 2007

De bares y azares

Por fin lo había encontrado. No había sido fácil. Era la primera vez que visitaba Barcelona y el barrio aquel estaba lleno de vericuetos. Además la señora que le mandó en dirección al puerto no había sido de mucha ayuda. Bueno, algo se había acercado, al menos. Pero, como decía su madre, preguntando se llega a Roma. Y, la verdad, casi todo el mundo era muy amable.

La ayuda definitiva se la dio un grupo bastante pintoresco. Casi cuando más perdido se encontraba apareció, de pronto, en un extraño patio lleno de naranjos. Por momentos daba la impresión de estar en otro lugar. O en otra época. O las dos cosas.

- Disculpe, ¿nos puede hacer una foto?
- ¿Eh? Ah... sí, claro, claro... ¿este botón? ¿sí?... vale...

Augusto fijó su vista en la cámara para asegurarse de no meter la pata y después encuadró al grupo mediante la pantallita digital. ¡Vaya! ¿Le habría dejado secuelas el consumo excesivo de hachís durante el viaje? Levantó la vista. No. Era real. Iban todos con careta. Decidió que era mejor no hacer preguntas e hizo la foto.




- Muchas gracias.
- No hay de qué... perdonen... ¿sabrían indicarme cómo ir a Passeig del Borne, por favor? No soy de aquí y...
- Sí, claro - le contestó uno de ellos mientras sacaba, para su sorpresa, una agenda electrónica -. Veamos, estamos aquí... Passeig del Borne... sí, mire, mire...

Augusto aprovechó tan favorable coyuntura y memorizó el callejero electrónico que le mostraba aquel chico tan amable. Y pensar que siempre había creído que España era un país atrasado...

Y al fin había llegado. Desde aquel patio había tardado tan sólo unos minutos. Ya estaba en la puerta del Blue Bar, el local de Laura Victoria, su único contacto en aquella ciudad. No veía el momento de encontrarse con ella, por fin tendría alguien en quien confiar, en quien apoyarse para iniciar con ciertas garantías la búsqueda de Gonz... ali... ¡No!

¡No podía ser! Augusto entornó los ojos, leyó una y otra vez aquel letrero, volvió a entornar los ojos, deletreó el nombre de aquel bar. Vale. Estaba en lo cierto. Era eso lo que ponía. No había dudas. 'Bar Urpiano'. Urpiano. Justo enfrente del Blue Bar. Urpiano. ¿Cuánta gente podía llamarse así en el mundo? No mucha, supuso. Urpiano. ¿Sería el mismo Urpiano de aquel pueblo perdido? ¿El mismo Urpiano al que Gonzalito había ido buscando? Pues teniendo en cuenta que aquel nombre no podía ser muy común, bien valía la pena comprobarlo. Ya habría tiempo después de saludar a Laura Victoria.

Entró al bar. En ese momento parecía estar vacío, exceptuando la presencia de un camarero que cortaba jamón ajeno a su llegada. El estómago le comenzó a rugir azuzado por el aroma que impregnaba el local, llevaba ya unas cuantas horas sin probar bocado.

- Buenas tardes.

7 comentarios:

gotomax dijo...

Prueba el jamón sin miedo, que conozco al representante que los trae!!!!!

Mira que sacarnos en la novela, jajajajaja!!!!

kutxi dijo...

Oye, no salía Hitchcock en sus pelis? :-D

Norma dijo...

Jajajaja, hasta la agendita ha salido en la novela, XDDDDDD

Irene dijo...

Que bien, hemos hecho un pequeño cameo xD

dalr dijo...

Incluso Marta ha salido! Es el nombre que tiene la voz del Tom Tom que me guía cuando cumplo el tópico de que los hombres somos incapaces de entender los mapas si no hay una voz femenina al lado con la que discutir (y a quien echar las culpas mientras evitamos la humillación de preguntar...)

Tonterías aparte... Qué interesante se está poniendo esto!!! Duelo al jamón en Urpiano Corral!

maps dijo...

Dificil me lo dejas Kutxi... Veré si puedo seguirlo hoy...

gotomax dijo...

jejejeje, creo que me imprimiré lo escrito hasta hoy a modo de novela en DIN A4...esto merece saborearse poco a poco.